lunes, 4 de marzo de 2013

LOS HOMBRES DE MUSGO



Los hombres de musgo
En el municipio de Béjar, todos los años en la festividad de Corpus Christi, unos hombres se visten con un traje de musgo.
Actualmente existe una lista de espera de unas treinta personas para participar en esta fiesta, con lo que esta tradición se asegura para varios años.
Dos personas se encargan durante todo el año de guardar el musgo necesario para vestir a las seis personas que salen. Cada traje puede pesar alrededor de quince kilos y el proceso de vestir a esas personas es muy laborioso, sobre todo la parte de la cabeza, ya que no debe molestar.
Estas personas salen en procesión, lanzando pétalos de rosas, cuando suenan las campanas de Santa María. Acompañando a estos hombres de musgo junto a la reliquia de santísimo, van todos los niños que han tomado la comunión, una representación de las banderas de las distintas cofradías, lo comitiva municipal, los alguaciles y la banda municipal.
Cuando llegan a la plaza mayor, representantes de estas cofradías hacen bailar sus banderas ante todo el público.
Esta tradición data, según la leyenda, del siglo XII cuando la ciudad estaba dominada por el poder musulmán. El día de Santa María (virgen que vivió disfrazada) los bejaranos, escondidos, se reunieron para celebrar una misa, tras ella se recubrieron de musgo y se dirigieron hacia la fortaleza musulmana camuflados y consiguieron reconquistar la ciudad, ya que los centinelas abrieron las puertas por donde entraron los cristianos y los moros al verlos y pensando que eran alimañas salieron huyendo, pero se dieron cuenta y empezaron a gritar “traición, traición”.
Desde ese día, la puerta por la que entraron los cristianos es llamada “Puerta de la traición”.
Los hombres de musgo, desde entonces se han convertido en una insignia clave del turismo bejarano y, en cualquier feria o evento para promocionar esta ciudad, acude al menos uno de estos portadores de musgo.
Un libro abierto es un cerebro que habla, cerrado un amigo que espera, olvidado una llama que perdona, destruido un corazón que llora.
Escrito por: Noelia Hernández Rodríguez  2º A  Nº 9 

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