miércoles, 6 de marzo de 2013

EL LIBRO SIN FIN


                 El libro sin fin                         

Jesús tiene 11 años, vive  en un pueblo alejado de la ciudad. Con solo diez meses el chico, perdió a sus padres en un accidente de coche. Desde entonces vive en la casa de sus abuelos. Jesús como no  tenía muchos amigos, siempre se iba a la montaña a jugar con los animales.

Un  día su perro y él iban a la montaña,  cuando vieron una callejita muy rara, nunca antes la habían visto. Jesús pensaba pasar por esa calle pero le daba miedo, después de pensárselo un rato acabaron pasando por aquella calle, tan oscura como boca de lobo. Después de caminar un rato vieron una luz amarilla. No lo pensaron dos veces, la curiosidad podía más que el miedo y acabaron yendo hacia la luz. Cuando llegaron, Jesús vio un cueva, entraron y nada más entrar una piedra inmensa cayó, tapando la entrada. Intentaron salir pero no podían. De repente se oyó un ruido:

-¿Está alguien ahí? –preguntó Jesús asustado.

-Me llamo Ricardo. -Respondió una vocecita.

-¿Cómo has llegado hasta aquí tú solo?

-No, no estoy solo, está conmigo, mi hermano mayor: Martín.

-Hola Martín, me llamo Jesús, tengo 11 años. ¿Tú cuántos años tienes?

-Igual que tú, 11 años.

-¿Cuánto tiempo lleváis aquí?

-Desde hace tres días. Cuando mi hermano y yo huimos del  internado. Después de la huida empezó a llover, y pensamos que aquí podíamos protegernos de la lluvia. A propósito, ¿tú cómo llegaste aquí? 

-Yo todos  los días vengo a jugar con mi perro a la montaña,  hoy vi una calle muy rara, decidí pasar por ella y llegué hasta aquí.

Después de hablar se dieron cuenta que la salida de la cueva estaba bloqueada y no podían salir. Se pusieron a buscar una salida pero no la encontraban. Ricardo se asustó y empezó a llorar, el perro de Jesús fue a su lado y le hizo reír. Empezaron a jugar y de repente Ricardo cayó en un agujero. Jesús y Martín se asustaron y saltaron tras él. Abajo  encontraron un laberinto con tres puertas y en cada puerta estaba escrita una palabra que no conocían. 

Decidieron entrar por la puerta de la derecha, la que tenia escrito ‘Bichionario’. Caminaron hasta llegar a un punto con una ‘X’, pero ninguno de los chicos se dio cuenta de ello y continuaron andando hasta que, de repente, el perro de Jesús empezó a ladrar y tiró de los pantalones de Jesús. Entonces Martín se dio cuenta de esa letra, en el mismo momento que Jesús estaba con el pie a punto de pisarla. Le empujó fuerte y Jesús fue a parar al otro lado. Entonces  le enseñó lo que podía haber pasado; Cogió una piedra y la tiró contra la "X". De repente, cayó una roca muy grande y aplastó la letra. 

Continuaron el camino hasta que llegaron a un punto en que acababa el laberinto. Sin saber que hacer se quedaron allí pensando cuando, de la nada, apareció un animal muy raro que se dirigió hasta ellos. Los  tres muy asustados empezaron a temblar. El animal era tan feo que hasta el perro se asustó. Tenia solo un ojo, cuatro orejas, la boca muy grande y unas patas largas.

-No os asustéis, me llamo Bichionario, y solo quiero ayudaros. –Dijo el animal.

Los tres se tranquilizaron  por un momento .

-¿Cómo nos puedes ayudar? -Preguntó Martín.

-Yo soy el único que sabe cómo podéis salir de aquí.

-Tenemos solo esta oportunidad. Le dijo Jesús a Martín, en voz baja.

-Aceptamos tu ayuda. –Dijo Martín con una voz como si no confiara mucho en él.  

El Bichionario hizo una magia y todos llegaron a la salida del laberinto.

-Como yo os he ayudado ahora quiero mi recompensa.

Jesús y Martín se quedaron mirando uno a otro sin saber que les iba a pedir.

-¿Cómo te podemos recompensar? –Preguntaron.

-No os voy a pedir mucho, me basta solo con que me leáis el libro que os  voy a dar.

Los chicos, contentos porque solo les había pedido eso, aceptaron. El animal les hizo esperar unos minutos hasta que volvió con un libro. Un libro sin fin, un libro que no se acababa nunca.

Les dijo: "Si no lo leéis, los tres os transformaréis en un animal como yo". Los chicos se niegan a leer el libro y entonces se transforman en un animal feo como el Bichionario. Pero el perro de Jesús no pudo transformarse porque esa magia solo afecta a las personas. El Bichionario guardaba en un bote una sustancia que es un juramento, si ese bote se rompe los chicos quedarán libres para siempre. El perro se dio cuenta que ese bote era algo muy importante. Va hacia él y lo coge con la boca. Sale corriendo hacia el pueblo y una vez llega al pueblo tira el bote. El bote se rompió y en ese momento los chicos quedaron libres para siempre.

                    Fin

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